miércoles, 27 de marzo de 2013

La Bestia






Abrí los ojos y allí estaba. Una bestia vestida de plumas cuyo tamaño era algo mayor al mío me miraba fijamente desde el otro lado de la habitación. 


Me quedé totalmente inmóvil, no sé si porque mi subconsciente pensó que su percepción podría basarse en el movimiento, como la de los tiranosaurios, o porque el miedo me había paralizado. Pero mi estrategia de poco sirvió y la Bestia comenzó a volar rápidamente hacia mí. 


No era la primera vez que un bicho como éste aparecía salido de entre las paredes y se postraba frente a mí, lanzándome miradas hambrientas. Hace unos años, en mi primer encuentro con uno de estos seres, tomé consciencia de su presencia en la habitación cuando ya me había enganchado por la espalda. Me costó mucho tiempo y esfuerzo abatirlo, pero finalmente conseguí matarlo. Después de esta primera toma de contacto, y hasta ahora, me visitaron otros dos seres de similares características a los que conseguí dar el mismo final trágico.


Pues bien, la Bestia estaba acercándose rápidamente hacia mí y, como yo ya era una experta en esto de vencer monstruos, comenzamos una frenética lucha de la que de nuevo salí victoriosa. Como la verdad es que nunca me he considerado demasiado fuerte físicamente, me empezó a dar la impresión de que quizás estas bestias no llegaban con intenciones bélicas. Pero, ¿qué podían querer entonces de mí?


Mientras reflexionaba sobre la parte moral mis actos, pues en cuestiones de supervivencia no puedes permitirte el lujo de pensar antes de actuar, mi madre y dos amigotes suyos entraron en la habitación.


Mi madre tenía alrededor de 45 años, era corpulenta, medio calva, tenía lo que se conoce como barriga cervecera y se llamaba Manolo. Ella era la primera persona que vi nada más nacer, la que siempre había cuidado de mí y a quien yo más quería en el mundo. Por eso de la genética supongo que me parezco a ella, aunque yo nunca me haya mirado en un espejo, y en cuestión de estatura mi madre sea como el punto y yo como la “i”.  


Cuando los recién llegaros vieron el cadáver de la Bestia, mi cara de ilusión por la visita de mi madre hizo un fuerte contraste con su cara de pavor, y poseída por el espanto que le produjo semejante percal comenzó a gritar:


-¡¡Ésta milana está loca!! ¡¡Le traigo machos para que críe y va y los mata!! ¡¡ Y Con este ya van cuatro!!




martes, 26 de marzo de 2013

Reflexión sin ripios

El VERDADERO ESFUERZO 
reside en REDIMIR la molestia
de lo INEVITABLE.

Todo lo demás, 
es cuestión de CONSTANCIA.


lunes, 18 de marzo de 2013

Diccionario de ingles sin acentos.

 


Siendo inconsciente de la perfección que dibuja la curva del pijama sobre tus caderas, te contoneas, cual león alfa, tranquilo, hacia ninguna parte. Porque ningún lugar es demasiado bueno para llegar con prisas.

Tu inteligencia y tu soberbia deslumbran como un foco en la cara a cualquier iluso que cruce tu perspectiva. Tú, entretanto, ciego de humildad, tienes el valor de gruñir que nadie se fija en ti.

El almizcle del veneno de la noche y tu presencia es suficiente para cambiar por un rato mis esquemas mentales y hacerme pensar que nadie es suficiente apto para ocupar tu tiempo. O tu cama. 

Y sé que yo no soy nadie si se trata de merecer más que otro cualquiera, aunque esta noche seas tú quien lleve puesto mi pijama y deslices esa silueta superdotada entre mis sábanas.

Aunque sea lícito que nos disfrutemos.