Siendo
inconsciente de la perfección que dibuja la curva del pijama sobre tus caderas,
te contoneas, cual león alfa, tranquilo, hacia ninguna parte. Porque ningún
lugar es demasiado bueno para llegar con prisas.
Tu
inteligencia y tu soberbia deslumbran como un foco en la cara a cualquier
iluso que cruce tu perspectiva. Tú, entretanto, ciego de humildad, tienes el
valor de gruñir que nadie se fija en ti.
El
almizcle del veneno de la noche y tu presencia es suficiente para cambiar por
un rato mis esquemas mentales y hacerme pensar que nadie es suficiente apto
para ocupar tu tiempo. O tu cama.
Y
sé que yo no soy nadie si se trata de merecer más que otro cualquiera, aunque esta
noche seas tú quien lleve puesto mi pijama y deslices esa silueta superdotada entre
mis sábanas.
Aunque
sea lÃcito que nos disfrutemos.
¡Qué chulo! Es curioso cómo podemos llegar a interpretar las caracterÃsticas del opuesto, pero es más curioso lo mucho que nos podemos equivocar.
ResponderEliminarUn besito :-)